11 de septiembre 1888-
2013
“Domingo Faustino
Sarmiento,
Maestro de la Republica”.
Destacar a Sarmiento solo como
maestro, como educador, o como ideólogo de la escuela pública argentina, es, en
cierta manera una forma de “perderlo” como “Maestro (con mayúscula) de la
República. Para encontrar al verdadero “Maestro Sarmiento” hay que pensar a
este enorme intelectual argentino que cambió el destino de su época, poniendo al
saber de la mano del derecho y de la justicia, y con ello a la “educación popular” como eje de la república.
Esa pasión sarmientina por la
educación nutre su imaginario, lo pulsiona a pensar y actuar mucho más allá de la
realidad puramente escolar. La escuela y el derecho a la educación condensan en
realidad su ansiedad por construir, por dar, por concretar la república para
todos.
La educación fue la plataforma de
lanzamiento de una obra monumental a favor de los menos favorecidos. Pero no desde el relato sino desde la exigencia
concreta y tajante por el estudio, el trabajo, la investigación, el esfuerzo.
El sueño de la educación
obligatoria, laica y gratuita se hace
realidad en cada una de sus batallas, las que libra muchas veces en soledad, como
peregrino errante, pero “que se concreta desde el trabajo incansable del Sarmiento
escritor, del Sarmiento minero, del Sarmiento periodista, del Sarmiento
viajero, del Sarmiento orador, del Sarmiento dependiente de almacén, del
Sarmiento hijo, hermano, padre, amigo, amante, el Sarmiento boletinero del
Ejército Grande, del Sarmiento gobernador, del Sarmiento agricultor, del
Sarmiento diputado, del Sarmiento, plantador de árboles, el Sarmiento
presidente, del Sarmiento Director General de Escuelas, el Sarmiento político, del
Sarmiento embajador, del Sarmiento, pedagogo, del Sarmiento, engendrado durante
la Revolución de Mayo, el Sarmiento propulsor de la ciencia y de la
comunicación, del Sarmiento visionario,
del Sarmiento pobre, del Sarmiento solo, del Sarmiento loco… y así seguirían
muchos Sarmientos…pero en todos y cada uno de ellos, injertó su marca…la del
Sarmiento Maestro de la República.
Sarmiento no se queda en el discurso
popular o populista, no se duerme en sus decires. Realiza, le pone el cuerpo y
el alma a su mandato, sueña y concreta “una escuela pública, gratuita y laica”
y le da vida en cada uno de sus gestos,
de sus actos.
Y es por ello que Sarmiento el “Maestro
de la República” sigue vivo y apelante. Está
vivo como su mandato, y desde su mandato,
ese que nadie ha podido igualar, por más
relecturas revisionistas que se hagan y que no han podido derribar su obra
titánica, nos reclama.
Esa lucha sarmientina por la
educación popular (no populista), por la República, es el guante que arrojó hacia el futuro, y
que fue alzado por las maestras y maestros sarmientinos para “¡…hacer de toda la República una escuela!”.
En la última década, por primera
vez en la historia de la educación
argentina, ha descendido el número de alumnos que van a la escuela pública. Sarmiento
nos reclama, superar el relato y hacer realidad el derecho a
la educación poniendo el cuerpo y la vida en la escuela, trabajando por la
República.
María Claudia Pettinari
Presidenta
Asociación Civil “Instituto
Sarmientino de Santa Fe”
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